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Hágen se alegraba a la vida al corte de su padre y se ganaba por su fuerza y audacia una buena reputación. Como sus amigos y sus padres le recomendaron casarse, escogió a Hílde, una de los tres hijas de un rey con esas el destino le había juntaba. Hizo muchos preparativos para una boda lujosa. Se mandó mensajeros para invitar reyes y nobles aliados. Pues se marcó en la grande plaza antes del castillo el lugar para el torneo, y muchas tiendas se puso para hospedar los invitados numerosos.
Fue festejado con grande pompa la boda, y muchos días se alegraba ante juegos caballerescos y banquetes. Se miraba entusiasmado las luchas magníficas en las que sobre todo el jóven hijo del rey destacó por su fuerza y agilidad, así que se admiraba especialmente su audacia. Produció grande júbilo como el rey Siegeband renunció al trono del rey y transferió todo el país con sus castillos a su hijo. De aquí en adelante todos vasallos debían servirle leal y con afección y contemplarle como patrón. Se festejó una fiesta de coronación ostentosa. Hágen dió a los más nobles de los principes y duques países y castillos, enriqueció a sus invitados con regalos y dejó irlos a sus patrias. Al mismo tiempo un principe noruego cortejó a la segunda de las hijas de reyes, una princesa del país Iser (¿) y fue con ella en su patria, mientras la tercera de las compañeras de fatigas llamada Hildburg dejaba con la reina jóven Hilde.
Ahora Hágen era el rey poderoso de Irlanda que reinaba en su país con severidad benigno, ponía orden estricto pero justo, se defendía audaz y sin piedad contra enemigos por fuera. Por lo demas alguno vecino travieso tenía que pagar su rebelión contra el rey Hágen con la perdida de su país y sus castillos, algun vasallo soberbio tenía que pagar su deuda en el calabozo del castillo. El rey jóven se ganaba en los cuatro vientos gloria altísima y admiración honrosísima así que todos le acceptaban como amo.
La suerte de los reyes se ponía completo cuando nació una hija, la que llamaben Hílde como la madre. Era una niña muy guapa y como crecía despues de una educación esmerada a una joven hermosa, algunos hijos de principes y reyes querían tratar de ganarla. Pero rey Hágen había jurado no dala a ningun caballero como esposa que no fuera de igual clase en fuerza y poder que él. Alguien mensajero vino y la ansió como esposa para su patrón, y alguien tuvo que pagar su empresa descarada con su vida. Así era arriesgado cortejar a la jóven hija del rey y muchos se acobardaban de esta cosa. Pero otros intentaban a pesar de todo conseguir la mano de la hija del rey cueste lo que cueste.